La nueva escuela impulsada por Forum Solidaridad Perú busca continuar la visión de Alonso González, formando comunicadores indígenas para el cuidado de la vida y la naturaleza.

Lima, Perú. – Se inauguró la Escuela Alonso González, una iniciativa de Forum Solidaridad Perú (FSP) que transforma en programa formativo el trabajo del comunicador Alonso González, recordado por su capacidad de tejer redes, impulsar campañas y acercar la comunicación a las comunidades. El lanzamiento se realizó en el encuentro “Tejiendo Defensas”, que reunió a entre 60 y 70 líderes indígenas de diversas regiones, con el objetivo de formar corresponsales locales y fortalecer procesos de comunicación y defensa del territorio.
Un legado vivo
Para Miriam Torres López, directora ejecutiva de FSP, Alonso fue más que el comunicador del equipo: fue un impulsor de redes, con una sensibilidad que convocaba a instituciones, líderes y ciudadanía a movilizarse por causas comunes. Diseñaba campañas y acompañaba procesos para que la población entendiera por qué defender sus ríos y territorios era un camino posible y legítimo. “Siempre llegaba antes, con café y una sonrisa, y no soltaba el objetivo hasta lograrlo”, recuerda.
Ese compromiso lo llevó a Condorcanqui (río Cenepa) por tres semanas, navegando y visitando hogares para comprender costumbres, tejer confianza y fortalecer vínculos. No se conformaba con dictar un taller: buscaba estar en territorio, escuchar, facilitar y aprender con la gente. Allí germinó la idea de formar corresponsales indígenas que reporten a tiempo la deforestación, la invasión de tierras o la contaminación, sin esperar a que “la noticia llegue cuando todo ya está consumado”.

En la institución aún lo extrañamos, no hemos encontrado a alguien que lidere como él lo hacía, admite Torres, subrayando el vacío humano y profesional que dejó su partida y la convicción compartida de perennizar su impulso con una escuela que lleve su nombre.
La escuela que lleva su nombre
La Escuela Alonso González nace para formar comunicadores y corresponsales indígenas con una mirada situada, capaz de acortar tiempos entre el hecho en territorio y la decisión pública. Su propuesta no se limita a la alfabetización mediática: integra comunicación para el cambio, defensa del territorio y autonomía productiva, junto con la recuperación de saberes, en coherencia con una cosmovisión de “territorio integral” que comprende ríos, bosques, monte y ancestros como parte de un mismo tejido de vida.

Contexto institucional y logros que inspiran
FSP es una organización con 32 años de trayectoria, definida por su trabajo de incidencia y un ADN marcado por las comunicaciones —como el boletín El Mensajero en tiempos de la violencia política—, y por líneas como anticorrupción y vigilancia de megaproyectos. Ese camino la llevó a la Amazonía, donde ha acompañado a organizaciones indígenas en la defensa del agua y los recursos naturales.
En ese marco, FSP acompañó —junto con IDL— el litigio estratégico que obtuvo sentencia a favor del reconocimiento de derechos del río Marañón, un hito que, según Torres, ha despertado interés internacional. El aporte de Alonso, desde la comunicación y la articulación, fue clave para informar y sensibilizar tanto a la población local como a la opinión pública sobre la importancia de esta defensa.
Voz y sentido comunitario
La conexión de Alonso con las comunidades fue profunda: cuando su salud se quebrantó, organizaron oraciones y cánticos por él. No veían solo al profesional que llegaba; veían al amigo que compartía dolores, preocupaciones y esperanzas. Ese vínculo —hecho de confianza, escucha y respeto— es el que la escuela busca honrar y multiplicar.

La Escuela Alonso González es un homenaje vivo, una apuesta por formar voces que comuniquen desde el territorio, con criterios de autonomía y saberes propios, y que fortalezcan procesos de incidencia para la defensa del territorio integral. En cada cohorte, en cada reporte a tiempo, en cada aprendizaje compartido, el legado de Alonso seguirá tejiendo defensas —como lo hizo en vida— para que las luchas de las comunidades sean comprendidas, respetadas y escuchadas.
Alonso González deja una huella imborrable en la comunicación y en la vida comunitaria. Su voz, su entrega y su fe en las personas seguirán inspirando cada paso de la escuela que hoy lleva su nombre.