Desde Condorcanqui, jóvenes Awajún y Wampis están construyendo espacios inéditos de diálogo y liderazgo frente al VIH y la salud sexual.

Desde la Amazonía peruana, donde el silencio sobre la salud sexual aún pesa como un tabú, una nueva generación de líderes indígenas comienza a abrir caminos. Euner Kajekui, joven Awajún de 21 años, es parte de este movimiento que busca transformar la forma en que se conversa y se actúa frente al VIH. Su voz refleja un proceso más amplio: el de las juventudes amazónicas que, con valentía, se niegan a callar y reclaman espacios para hablar de derechos, diversidad y comunidad.
Percepción del VIH en comunidades indígenas
En su comunidad de Pagata, en la provincia de Condorcanqui (Amazonas), hablar de VIH todavía significa decir Sida. Euner lo explica sin rodeos: Cuando ven a un homosexual en la comunidad dicen: esa persona va a morir con Sida. Es un estigma que crece, alimentado por la religión y por la falta de información clara.
El problema, asegura, no es que el tema no se conozca, sino que se nombra desde el miedo y los prejuicios. Aún hoy, muchos familiares atribuyen las muertes por VIH a la brujería o a castigos divinos. Esa narrativa ha generado no solo discriminación, sino también desconfianza hacia el sistema de salud: Algunos piensan que los medicamentos son una forma de negocio del Estado, y eso retrasa que las personas accedan al tratamiento oportunamente, añade.

Pero entre las juventudes, algo distinto está ocurriendo. Mientras los adultos mantienen el tema como tabú, los jóvenes Awajún empiezan a conversar más abiertamente sobre sexualidad y salud. Aunque nuestros padres lo ven como algo prohibido, nosotros ya hablamos del tema entre amigos. Y eso abre posibilidades para cambiar las cosas, afirma Euner.
Juventud indígena y salud sexual
Hablar de sexualidad sigue siendo un reto en las comunidades amazónicas. Para muchos padres y madres Awajún, el tema continúa siendo un tabú marcado por la religión y por viejas creencias culturales. En la comunidad, hablar de relaciones sexuales o de orientación sexual no es algo natural. Se menciona solo en relación con la procreación, nunca desde la prevención ni el respeto a la diversidad, cuenta Euner.
Aun así, las nuevas generaciones están empujando los límites. Son los jóvenes quienes, con mayor apertura, se atreven a conversar entre pares sobre salud sexual y VIH. Esa apertura, señala Euner, es clave para romper los silencios que han pesado durante décadas: “Nosotros los jóvenes hablamos del tema, aunque muchos de nuestros padres lo vean como algo prohibido. Y eso ya es un avance”.
El idioma y la falta de información adaptada a la cultura local siguen siendo barreras significativas. Los mensajes que llegan desde el Estado o el Ministerio de Salud (MINSA Perú) no siempre son comprendidos en su totalidad por las comunidades. El idioma es una de las principales limitaciones.
Los jóvenes que hemos salido a la ciudad tenemos acceso a la información, pero dentro de la comunidad eso no pasa igual. La información no llega en nuestra lengua ni con un enfoque cultural, advierte.
Rol transformador de la juventud
En medio de esas limitaciones, las juventudes indígenas han asumido un rol que antes estaba reservado a las autoridades tradicionales. Antes, las decisiones en la comunidad solo las tomaban los mayores. Los jóvenes solo escuchábamos. Ahora nosotros también queremos liderar, crear nuestros propios espacios de diálogo, afirma Euner.
Ese liderazgo no se queda en la denuncia. Propone soluciones: desde usar las redes sociales para difundir mensajes en idiomas originarios, hasta organizar encuentros entre jóvenes para hablar de salud sexual sin estigmas. “Necesitamos espacios liderados por nosotros mismos, porque sabemos cómo queremos que se nos escuche y cómo queremos que se nos atienda”, explica.
La voz de Euner refleja una convicción clara: las juventudes Awajún y Wampis no solo heredan problemas, también están creando nuevas respuestas. Y su desafío no es menor: derribar tabúes, enfrentar la discriminación hacia las diversidades sexuales y exigir una atención de salud con enfoque intercultural.
Liderazgo y bootcamp de Sero Estigma
En Condorcanqui, una de las provincias más olvidadas de la Amazonía peruana, se realizó un encuentro inédito: el bootcamp Jóvenes en MoVIHmiento, impulsado por Sero Estigma con el apoyo de FP2030. Pero más allá de las instituciones, el corazón del proceso estuvo en el liderazgo de jóvenes indígenas. Allí, Euner lideró el espacio, convocando a sus pares Awajún y Wampis para hablar de VIH, salud sexual y derechos, temas históricamente silenciados en la región.
Durante las sesiones, fue él quien acompañó las conversaciones, escuchó miedos y potenció la voz de sus compañeros. Muchos jóvenes tenían conocimientos previos, pero aún había dudas sobre la diferencia entre VIH y sida, sobre tratamientos, sobre herramientas como el PrEP o el PEP. Lo más importante fue que comprendieron que también pueden soñar, como cualquier persona, compartió Euner.
Este bootcamp no fue solo un espacio de formación, sino también un ejercicio de confianza y resistencia. Euner, al frente del proceso impulsado por Sero Estigma, logró que otros jóvenes Awajún y Wampis se reconocieran como líderes capaces de hablar de sexualidad, derechos y salud sin miedo.
La presencia de la Coordinadora CEM Condorcanqui, de representantes de la Red Integrada de Salud Condorcanqui (R.I.S.C.), y de Rosemary Ivette Pioc Tenazoa, Presidenta del Consejo de Mujeres Awajún Wampis Umukai Yawi, dio al encuentro una legitimidad que trasciende lo simbólico: el mensaje juvenil no se quedó en las paredes del salón, sino que buscó eco en las instituciones comunitarias y de salud que marcan la vida cotidiana en la provincia.




Aportes de la juventud indígena a la agenda nacional
El diálogo de Condorcanqui no se quedó en la anécdota local. Para Euner, uno de los logros más importantes fue que los jóvenes se reconocieran como actores políticos con propuestas concretas. Nuestros abuelos o padres siempre decidían por nosotros, pero hoy sentimos que también nos toca levantar la voz y crear nuestros propios espacios de conversación y decisión, recuerda.
Entre los aportes más relevantes estuvo la necesidad de crear espacios liderados por juventudes indígenas, donde hablar de VIH, sexualidad y derechos no dependa de autorizaciones adultas, sino de la voz de quienes viven estas realidades en carne propia.
También surgieron propuestas innovadoras: usar las redes sociales en lengua originaria para difundir información sobre salud sexual; promover contenidos en formatos accesibles para adolescentes; y exigir que los servicios de salud incorporen un enfoque intercultural y diferenciado, capaz de atender sin discriminación a jóvenes Awajún, Wampis y de otras comunidades.

Queremos que los trabajadores de salud entiendan cómo atender a un joven indígena homosexual, a una mujer trans o a cualquier persona de nuestra comunidad con respeto y dignidad”, señaló Euner. Ese reclamo se convirtió en un mensaje clave para la agenda nacional: sin una atención con enfoque cultural, la respuesta al VIH seguirá dejando atrás a los pueblos indígenas.
La voz de Euner y la nueva generación de líderes
La voz de Euner Kajekui resuena más allá de su comunidad en Condorcanqui. Su testimonio refleja el despertar de una generación indígena que se organiza, dialoga y construye liderazgos frente al VIH y la salud sexual, pese a las barreras del estigma.
Los jóvenes también podemos liderar y hacer escuchar nuestras voces. Es momento de crear nuestros propios espacios y diálogos.

Esta entrevista nace en VIHDAS IMPARABLES, una plataforma comunicacional impulsada por Josue Valera para contar historias reales y derribar el estigma alrededor del VIH. Actualmente, se transmite por la señal de Radio Conexión Vida.