Ica, Perú. En la madrugada del domingo 19 de mayo de 2025, Sthepanya Fernández Velasco, mujer trans y ciudadana colombiana, fue víctima de un violento ataque transfóbico dentro y fuera de la discoteca La Casona, ubicada en la Av. San Martín 270, en la ciudad de Ica. Según su testimonio, fue agredida física y verbalmente por personal del local y asistentes, mientras la Policía Nacional del Perú omitió su deber de protegerla y, en cambio, la discriminó.
Discriminación en el ingreso, acoso y agresión
Sthepanya relata que al ingresar al local fue discriminada por una trabajadora que se negó a venderle bebidas alcohólicas. Minutos después, un hombre la acosó sexualmente y, al defenderse, se desató una serie de agresiones físicas por parte de varios sujetos, entre ellos, miembros de seguridad de la discoteca. «Me tocó hacerme la muerta», narró Sthepanya, quien sufrió golpes con botellas en la cabeza y el robo de sus pertenencias.
La policía no intervino: “Solo me llevaron al hospital”
Cuando llegó la patrulla, Sthepanya identificó a uno de los agresores, pero no se procedió con su detención pese a que se encontraba presente. Peor aún, denuncia que fue maltratada y malgenerizada por el personal policial, a pesar de mostrar su DNI con nombre y sexo femenino.
Además, según videos y fotos proporcionados por la víctima, uno de los agentes involucrados en el procedimiento fue identificado como el suboficial J. Cure, quien aparece en imágenes grabadas mientras minimizaba su denuncia y la trataba de forma despectiva. En el parte policial figura como “colombiano soltero”, desconociendo su identidad de género.
«Le agradezco que me hayan llevado al hospital, pero lo que más hicieron fue discriminarme. Al agresor lo dejaron libre, incluso cuando lo describí», reclamó Sthepanya, quien ha iniciado acciones legales contra los responsables y denunció también al cuerpo policial por trato transfóbico.
Amenazas y advertencias
Al momento de retirarse del lugar, uno de los agentes de seguridad del local le advirtió:
“Cuidado con denunciar, porque te mandamos a matar.” Esta amenaza ha motivado a Sthepanya a visibilizar el caso públicamente y buscar resguardo.
Otro transfeminicidio en Tacna
Este nuevo ataque ocurre solo días después del asesinato de otra mujer trans en Tacna, Marcia, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en un hostal. Diversas organizaciones han señalado que se trataría de un transfeminicidio, una expresión extrema de la violencia estructural que enfrentan las mujeres trans en el país.
Esperanza de vida y violencia sistémica
En América Latina, la esperanza de vida de las mujeres trans es de apenas 35 años, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH, 2015). En Perú, la violencia, la exclusión laboral y la falta de reconocimiento legal agravan esta situación.
Retrocesos legales: ley de baños
Este caso también se da en un clima de retroceso institucional. El congresista Alejandro Muñante impulsa un proyecto de ley que busca prohibir que personas trans usen baños públicos conforme a su identidad de género, lo que ha sido denunciado como una violación a los derechos humanos por diversas organizaciones.
“Que la policía se capacite”
Sthepanya exige que se sancione a sus agresores y que se capacite a la Policía Nacional del Perú en materia de género e identidad:
“Que retroalimenten a la policía para que sepan diferenciar y tratar a una mujer trans como tal. Ese día me describieron como hombre, como soltero, sin respetar mi identidad.”
Conexión Vida se une al pedido de justicia, exige sanción para los agresores y llama al Estado peruano a garantizar el derecho a la vida, integridad e identidad de las personas trans. La violencia no puede seguir siendo la respuesta a la diversidad. Las vidas trans importan.