A pesar de los avances en tecnología y acceso a pruebas rápidas, solo 1 de cada 5 personas sexualmente activas se realizó una prueba de VIH en 2024, según la ENDES. El dato revela un preocupante estancamiento en la respuesta nacional frente al virus, marcado por el estigma, la desinformación y la falta de servicios accesibles.
Lima – Perú.- En el marco del Día Nacional de la Prueba de VIH, una fecha clave para promover el diagnóstico temprano y reducir el estigma asociado al virus, los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2024) lanzan una dura advertencia: solo el 21.9 % de la población entre 15 y 49 años se realizó una prueba de VIH en el último año.
Este dato, lejos de representar un avance, evidencia las limitaciones estructurales que aún persisten en el sistema de salud peruano para garantizar una respuesta efectiva frente al VIH. Si bien la disponibilidad de pruebas rápidas ha aumentado en algunas regiones, su uso sigue siendo bajo, especialmente en zonas rurales y entre poblaciones clave.
¿Qué está fallando?
Diversos especialistas coinciden en que la baja cobertura responde a múltiples factores: desde el estigma y la desinformación, hasta la falta de acceso a servicios de salud amigables y confidenciales. En muchas postas médicas, las pruebas no están disponibles de forma permanente o requieren múltiples trámites, lo que desincentiva su uso.
Además, la falta de campañas sostenidas y adaptadas a distintos grupos poblacionales –jóvenes, personas LGBTIQ+, mujeres indígenas, personas que ejercen trabajo sexual o viven en contextos de pobreza– refuerza las brechas existentes.
“No basta con poner una carpa un día al año. La prevención del VIH debe ser una prioridad constante. Cada punto porcentual que no accede a una prueba representa un riesgo de transmisión no detectada”, señalan los activistas en salud.
Disparidades por región y género
Aunque aún no se publican los microdatos completos de la ENDES 2024, años anteriores ya mostraban diferencias significativas entre regiones. La cobertura de pruebas suele ser más alta en zonas urbanas que en rurales, y las mujeres acceden más que los hombres, muchas veces por su contacto más frecuente con servicios de salud reproductiva.
En departamentos como Loreto, Lima y Madre de Dios, la cobertura supera el promedio nacional, mientras que regiones andinas como Huancavelica, Pasco y Apurímac han reportado históricamente los niveles más bajos.
El costo de no actuar
Las consecuencias de no identificar a tiempo los casos de VIH son graves: diagnósticos tardíos, transmisión no controlada y mayor mortalidad asociada. Además, sin un diagnóstico, las personas no pueden acceder al tratamiento antirretroviral gratuito que garantiza el Estado, el cual permite llevar una vida larga y saludable, y reduce la posibilidad de transmitir el virus.
La meta internacional, planteada por ONUSIDA, es que el 95 % de las personas con VIH conozcan su diagnóstico antes del 2030. Con una cobertura de pruebas que apenas alcanza al 22 % de la población en edad activa, Perú aún está muy lejos.
