El colapso financiero y los recortes en donaciones internacionales ponen en una grave crisis financiera a la agencia de Naciones Unidas que lidera la respuesta global al VIH.

Lima, Perú. – La respuesta mundial al VIH/sida podría enfrentar uno de sus mayores retrocesos en décadas. El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH y Sida (ONUSIDA) ha lanzado una alerta global: si no se garantiza una financiación sostenible, su Secretaría podría cerrar en 2030, justo cuando el mundo debería alcanzar la meta de poner fin al sida como amenaza para la salud pública.
Este escenario surge en medio de una crisis presupuestaria profunda. El organismo, que depende en gran parte de las contribuciones de países donantes, ha sufrido recortes abruptos, especialmente de Estados Unidos, que durante años fue su mayor fuente de financiamiento.
A 30 años de su creación

ONUSIDA fue creado en 1996 para coordinar el trabajo de varias agencias de la ONU, gobiernos, organizaciones comunitarias y sociedad civil en la lucha contra el VIH.
Desde entonces, ha sido clave para expandir el acceso a tratamientos, promover políticas sin estigmas y reducir nuevas infecciones en todo el mundo. Su trabajo ha ayudado a salvar millones de vidas, sobre todo en países con menos recursos. Hoy, sin embargo, su continuidad está en peligro.
Ante esta situación, ONUSIDA ha anunciado una transformación profunda de su estructura. La agencia ya ha empezado un proceso de transformación forzada, reducirá su personal de unas 600 personas a poco más de 280 y cerrará varias de sus oficinas en todo el mundo; asimismo, también planea trasladar parte de su operación a países con costos más bajos, como Kenia o Sudáfrica.
La nueva estrategia se centrará en cuatro funciones clave: liderazgo, coordinación, rendición de cuentas y participación comunitaria. A pesar del recorte, ONUSIDA insiste en que no abandonará su compromiso con las comunidades más afectadas por la epidemia.
Retrocesos en la respuesta al VIH y Sida
Actualmente, cada día unas 2.000 personas adquieren el VIH, y muchas de ellas dependen de los servicios de salud, prevención, tratamiento y apoyo que ONUSIDA ayuda a implementar en países con menos recursos.

Este no es un tema financiero, es un tema de vidas humanas, advirtió Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.
Aunque los recortes afectarán principalmente a países africanos con mayor carga del virus, América Latina también podría sufrir retrocesos importantes. ONUSIDA ha sido un aliado clave en programas para personas LGBTIQ+, juventudes, mujeres con VIH, migrantes y poblaciones clave.
En países como Perú, el organismo ha brindado asistencia técnica, apoyo a la planificación nacional y acompañamiento para leyes más justas y servicios de salud accesibles. Su salida pondría en riesgo estos logros.
Fuentes: