Lima, Perú. – El Ministerio de Salud (Minsa) ha iniciado la implementación de sistemas quirúrgicos robóticos Da Vinci en hospitales públicos del país con una inversión que supera los S/ 70 millones. Si bien las autoridades destacan este paso como un avance hacia una cirugía de precisión y tecnología de primer mundo, informes recientes señalan serias deficiencias en el proceso de adquisición y dudas sobre el verdadero beneficio para la población usuaria del sistema de salud pública.
Inversión millonaria sin evaluación técnica
Según una investigación del medio Salud con Lupa, la compra se habría realizado sin una Evaluación de Tecnología Sanitaria (ETS) completa por parte del Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI), entidad responsable de determinar la eficacia, costo-efectividad y pertinencia de las tecnologías médicas en el país.
La falta de esta evaluación vulneraría los protocolos establecidos, generando dudas sobre si la millonaria inversión estuvo debidamente justificada desde un punto de vista técnico y sanitario.

¿A qué hospitales beneficia esta compra?
El Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) y el Hospital Dos de Mayo son los principales beneficiarios de estos sistemas robóticos, que en teoría permitirían procedimientos menos invasivos, con menor tiempo de recuperación. Sin embargo, estudios del IETSI revelan que este tipo de tecnología solo alcanza un promedio de 32 cirugías anuales por equipo, lo que pone en duda la rentabilidad y sostenibilidad de su uso en el sistema de salud pública.
Además, el costo operativo es elevado: cada accesorio del robot debe ser reemplazado periódicamente, con precios entre S/ 117,000 y S/ 161,000 por unidad.

¿En cuanto lo han comprado en otros países?
Los sistemas fueron adquiridos a la empresa Álvarez Larrea Equipos Médicos (ALEM), representante exclusivo de Da Vinci en Perú. Sin embargo, su casa matriz ha sido señalada en Ecuador por la Contraloría General por la venta de insumos médicos con sobreprecios y entregas irregulares. Incluso, su fundador fue investigado por presuntas irregularidades en ventas al sistema público de salud.
Por otro lado, el Hospital Carlos Andrade Marín, en Ecuador, pagó S/ 18.2 millones por el robot quirúrgico, su instalación y todos los instrumentos esenciales para llevar a cabo cirugías asistidas. Esta suma es considerablemente menor al monto total desembolsado por el hospital peruano.
Estas diferencias plantean interrogantes sobre la estrategia de compra y la gestión del gasto público en equipos médicos de alta tecnología, especialmente cuando el mercado internacional ofrece precios más competitivos y accesibles.

Fuente Infobae
¿Avance médico o gasto innecesario?
Aunque el titular del Minsa, César Vásquez, defendió la compra asegurando que permitirá “una cirugía robótica moderna y eficiente”, la falta de sustento técnico y los altos costos de mantenimiento abren un debate necesario sobre la transparencia y prioridad de esta inversión en un país con hospitales sin agua, médicos sin implementos y poblaciones sin acceso básico a salud.
